El Fogón…

Por: José Ángel Solorio Martínez.-

La lista de candidatos al Congreso tamaulipeco, de los partidos mas potentes –PAN, MORENA y PRI–, muestran aspirantes de bajísimo perfil y de precarias capacidades. En un balance, a vuelo de pájaro, se visualiza el PAN como la organización con propuestas más macizas –y no posee una abrumadora mayoría: puede presumir al menos de dos mastodontes políticos–.
MORENA y el PRI, postularon candidatos en los 22 distritos, más por obligación que por estrategia triunfadora. Tanto los morenistas como los priistas, van a la elección con un afán testimonial y de claro lucro: no quieren perder sus prerrogativas que en mucho, están definidas por la votación obtenida en la última elección.
Parece hecho adrede: ni uno sólo de los militantes registrados –PRI y MORENA-, puede presumir de una hoja de virtudes y servicios que puedan convertirlo en un decoroso legislador.
Ni uno solo.
MORENA, porque decidió entregar la plaza sin disparar. El PRI, porque su oscura y tenebrosa historia, lo ha condenado a ser un partido sin estructura, sin simpatías ciudadanas y sin dinero. Lo que no quedaron inhabilitados por el viejo sistema político  creado por los ex gobernadores Tomás Yarrintgon, Eugenio Hernández y Egidio Torre, son cuadros inexpertos e ingenuos en una escenario que demanda tener habilidades extremas para sobrevivir.
El PAN, puede presumir de dos probados militantes que arrastran varias campañas: Francisco Garza de Coss y Gerardo
Peña. El primero, ya fue legislador y el segundo, se ha movido con atingencia en cargos municipales y estatales; también, ha sido dos veces candidato a la alcaldía de Reynosa sin éxito.
Ambos, conocen a la perfección la geografía política de Reynosa. En los restantes 20 distritos, los candidatos azules navegan con el salvavidas del dirigente real del panismo tamaulipeco y bajo la protección de los alcaldes panistas que infieren –o lo sospechan al menos– lo que significaría tener un Congreso a favor o en contra.
¿Cuál de los candidatos estarían dispuestos a ir a un debate público con sus adversarios?
Muy pocos.
Poquísimos.
En MORENA y en el PRI, podrían animarse algunos. Sobre todo los que osadamente, piensan que esa práctica les llevaría votos. Del PAN, los que tienen herramientas para desenvolverse en público en un encuentro retórico con sus adversarios, serían justamente Garza de Coss y Peña.
¿La proyección?
Tendremos un Congreso de bajo rendimiento. Un parlamento, sin contrapesos. Y no se hace referencia a que los morenos podrían ser poquitos, y los priistas más chiquitos; no. Se plantea, que de los potenciales diputados de MORENA y del PRI, no se hace uno para calentar el debate en ese espacio legislativo.
Haciendo historia, valdría la pena recordar a aquellos legisladores que con su retórica y con sus muy definidas posturas ideológicas, dieron calor y color al debate parlamentario. Francisco García Lozano y Jorge Camargo –panistas-, Elpidio Tovar y Pedro Alonso Pérez –Izquierda-, Juan Báez Rodríguez, Abraham Rubio Canales, Ernesto Guajardo Maldonado y Eliseo Castillo –priistas–, dieron lustre a la polémica congresal.
Eran pocos, muy pocos los opositores, pero con un discurso que muchas veces hizo temblar a la Mayoría priista.
Hoy no se vislumbra ese escenario.
Ni de chiste.
El PAN en el Congreso, seguirá mandando galleta.
Las oposiciones, apenas mostrarán guturales discursos escritos desde la Secretaría General de Gobierno.
Camino muy cuesta arriba, para la IV Transformación en la entidad.
Lo dijo hace décadas el dirigente histórico de la Izquierda tamaulipeca, Severiano Ponce Sandoval:
“Con esos bueyes, hay que arar…”