CUADRANTE  POLÍTICO…

POR: FERNANDO ACUÑA PIÑEIRO.—

 

 “Chapulines”  y “Sabandijas”, les  ha llamado a los miembros de su propio partido,  desde su trono, divorciado de las calles y los caminos, donde se forja la verdadera democracia ciudadana.

Muy mal se ve la señora Polevnsky en su  diarrea  verbal, cuando se lanza contra los hombres y mujeres de los diversos estratos sociales, que  promovieron  e impulsaron el triunfo del hoy Presidente  de la república, Andrés  Manuel  López  Obrador, en el país, y obviamente en Tamaulipas.

Ya  el líder del senado de la república, Ricardo Monreal, le contestó, como solo el zacatecano sabe hacerlo, con la puntualidad no exenta de sarcasmo que  le caracteriza: le dijo que respete la fauna animal, y que,  en MORENA, no hay chapulines ni sabandijas, sino personas íntegras y respetables.

  Llena de soberbia, y cegada por sentimientos de egolatría, la señora Yeidckol acaba de  emitir  un mensaje que la exhibe, de cuerpo entero, en su proyecto de hacer  de MORENA, una burocracia de purgas estalinistas, y no el moderno partido incluyente, que el pueblo de México se merece.

 Desde este modesto espacio, le recordamos a la señora Polevsnsky, que la  exclusión y  la intolerancia, la acerca más  a  una personalidad fascista,  como la de  Musolini, Hitler o Franco,  y la aleja del quinto sentimiento de Morelos, donde se habla de la soberanía popular.

  Se olvida Yeidckol de aquel documento que ella misma signó en su carácter de Secretaria General de MORENA, junto  a la firma  del entonces Presidente del partido, Andrés  Manuel, donde  se daba la bienvenida a todas las fuerzas  progresistas  y democráticas  de México.

Se incluía a  personas de “todos  los partidos políticos, miembros de organizaciones  sociales  y ciudadanos independientes”.

 Miles  de ellos  en Tamaulipas, le tomaron la palabra y contribuyeron  a  darle forma  y fuerza al tsunami, que  finalmente acabaría con el mito de que en el norte  de la  república, AMLO  carecía de suficientes seguidores, y de que era superado por la derecha panista.

 La gran victoria  de López Obrador en el norte del país, obedeció, entre otros factores, a toda esta gente  de la clase media y  clase trabajadora, que operó con vehemencia  a favor  de la Cuarta Transformación.

Muchos de ellos eran priistas, perredistas  o  de diversas siglas, otros emanaban de organizaciones independientes, unidos por  su convicción de que estaban haciendo posible  por primera vez en la historia, un verdadero cambio político  en el país, y especialmente en la entidad, donde los llamados vientos de cambio, engañaron a la sociedad, con sus promesas electoreras.

 Todas estas personas  de las que les habló celebraron jubilosos, en sus respectivos municipios, la noche del domingo  dos de julio de 2018. Todos ellos se sabían copartícipes  de la gran derrota  del conservadurismo panista  en Tamaulipas, y del derrumbe del PRI peñista en el país.

 Había un sentimiento  de orgullo y de pertenencia que los unificaba, pero al mismo tiempo los alentaba en la esperanza  de seguir luchando, por completar  la tarea  de seguirle  asestando derrotas  al  PAN-gobierno, en la elección local del 2019. Todos ellos, nunca llegaron a sospechar, que ya empoderada Yeidckol buscaría darles una patada en el trasero.

 Hoy, han pasado ya casi ocho meses, desde que AMLO  ganó, con el voto de más  de treinta millones  de mexicanos, en todo el país.

  De esos 30 millones,  solo un diez por ciento  estaba afiliado a MORENA. El 90 por ciento fue sociedad civil  y  demócratas  de organizaciones y partidos, que  hicieron largas filas frente a las urnas, para cristalizar, lo que antes era solo un puñado de esperanzas.

  Hoy, la dirigente nacional de MORENA,  se erige como la gran fiscal, acusadora, contra aquellos, cuyo único pecado fue soñar con un movimiento democrático, libre de prejuicios y de ambiciones.

  Encajonar  y secuestrar  los sueños  de los ciudadanos libres, más temprano que tarde, trae  graves consecuencias.

 Esperemos que no sea el caso de Tamaulipas, la   entidad más  sufrida de la república, con más  de dos ciudades clasificadas entre las más inseguras  del mundo.

   La región del noreste, donde un dos de julio del 2018, un grupo  de democrátas, “Sabandijas”  y  “Chapulines”, hicieron posible el triunfo de  Andrés Manuel  López  Obrador.

 Aunque le diré:  candil  de la calle  y oscuridad de su casa: Yeidckol tiene también en su lista  de  candidatos palomeados, sus propias “sabandijas” y sus consentidos “Chapulines”.

   Aquí, en el estado, cuando menos hay uno.