PODER POLÍTICO…

Por: Ciriaco Navarrete Rodríguez.-

El presidente Andrés Manuel López Obrador, está siendo ampliamente reconocido por el pueblo mexicano, a tal grado que ya se le cataloga como  un “gran presidente”, cuyas tareas gubernamentales son inéditas, y por ese motivo se le aprecia como el mandatario nacional que jamás haya existido en México, en los últimos 85 años, eso se debe a que los presidentes que gobernaron al país con apego a la normatividad constitucional de 1857, fueron anteriores al arribo del General Lázaro Cárdenas a la Presidencia de la República, cuyo sexenio fue el primero en la historia del país, y se inició el día uno de diciembre del año de 1934, y culminó el 30 de noviembre de 1940.

Sin embargo, los adversarios del actual presidente de México siguen atrincherados en reflexiones carentes de veracidad democrática, porque solamente se centran en observaciones propias de la política operativa, que ciertamente tiene importantes limitantes, debido a que está sujeta a quehaceres temporales que son propios de los escasos márgenes de maniobra que están establecidos en la propia Constitución General de la República, tal como lo explicaré en el presente trabajo editorial.

Inicialmente haré referencia a la ceremonia realizada en la ciudad y puerto fronterizo de Reinosa, Tamaulipas, el sábado cinco de enero del presente año 2019, la cual, fue encabezada por el presidente López Obrador, quien estuvo acompañado por algunos miembros de su gabinete, y particularmente por el gobernador del Estado, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, en ese importante evento, el presidente de México, anunció la inauguración de la franja fronteriza del norte del país, cuya importancia socioeconómica, corresponde a un intento de empatía con la economía norteamericana.

Con esas acciones gubernamentales que los mexicanos hemos conocido desde hace más de medio siglo, debo admitir que se beneficia parcialmente a los habitantes de esa zona fronteriza, pero en realidad, está muy lejos de igualar el valor del peso mexicano con el dólar norteamericano, lo cual me recuerda a una de mis charlas que realicé con el maestro Mercurio Martínez, Director de la Escuela de Administración de Negocios de la Universidad Internacional de Laredo, Texas, la cual, pertenece a la jurisdicción escolar de la Universidad estatal del vecino Estado norteamericano que hasta 1847, perteneció a México.

En esa charla, abordamos el temo de la disparidad del peso mexicano frente al poderoso billete verde, y recuerdo que el destacado académico, escuchó con mucha atención mis explicaciones en las cuales, señalé que el origen y la paternidad de la democracia verdadera corresponde al país vecino, y ese, y ningún otro, es el régimen de gobierno que ha prevalecido  en esa nación desde sus orígenes como tal, porque los líderes de las 13 colonias que la fundaron entendieron con claridad las enseñanzas ideológicas de su maestro Adam Smith, quien en realidad es el “padre de la democracia verdadera”.

Adam Smith, fue un gran defensor de la solidez jurídica de la propiedad privada, porque con esa figura jurídica, el Estado Nacional, deja de ser el legitimo y único propietario del país, y por lo tanto, el gobierno le confiere esa legitimidad a sus gobernados, tal como ha venido sucediendo desde que fue fundada la “Unión Americana”; pero esa legitimidad solamente se puede lograr por medio de la pequeña y/o mediana propiedad de la tierra.

México, como nación fue fundo con base en el régimen democrático sustentado en la pequeña y mediana propiedad de la tierra, contemplado en la Constitución redactada por el Congreso de Chilpancingo, y debido a que el país se encontraba en plena guerra de independencia, esa “Carta Magna”, fue promulgada por Morelos, en Apatzingán, Michoacán, el 18 de octubre de 1814.

Luego entonces, el nacimiento de México, como República, se sustentó en esa Constitución eminentemente democrática, y a pesar de las reformas que se le hicieron en la posteridad, jamás se perdió el régimen de la democracia verdadera, pero lo que sí cambió en el año de 1857, fue el modelo agrario cuando el Congreso juarista le quitó la mediana propiedad de la tierra, habida cuenta de que, para ese entonces, México había perdido la mitad de su territorio, a raíz de la guerra intervencionista que se libró y perdió en contra los Estados Unidos de América.

Pero debo subrayar, que la Constitución juarista de 1857, no perdió su vigencia, muy a pesar de serios conflictos, tales como la “Guerra de Reforma o de tres años”, de la Intervención Francesa; el efímero “Imperio de Maximiliano de Habsburgo”; así como la “Dictadura porfirista”; y el estallido de la “Revolución Mexicana maderista de 1910”,  sin embargo, fue hasta el día uno de mayo de 1917, cuando el Presidente Constitucionalista Venustiano Carranza, quien era un férreo defensor del Ideal Revolucionario maderista, sin perder la esperanza de derogar a esa Constitución de ideología marxista, en esa fecha, se vio obligado a prestar el correspondiente juramento.

Y para tal efecto, decidió mandar asesinar a Emiliano Zapata, lo cual se logró el 10 de abril de 1919; pero lejos de haber logrado quitarlo del camino para recuperar la el ideal revolucionario maderista, se complicó, desmesuradamente, la débil paz social de ese entonces, y debido a ese grave error, el presidente Carranza, también fue asesinado el 20 de mayo de 1920, por el general Rodolfo Herrero, quien lo traicionó, a pesar de que era el Jefe de Guardias Presidenciales, y fue quien lo había convencido de que mudara su gobierno a Veracruz,  tras haber sido desconocido como primer mandatario de la nación, en la reunión cumbre de Agua Prieta, Sonora.

Finalmente, quiero decir que lo aquí explicado, y detallado en mi charla con el académico y gran empresario norteamericano Mercurio Martínez, a ambos nos llevó a la conclusión de que la democracia del país vecino, jamás la podrá ser vulnerada el desquiciado Donald Trump, toda vez que se trata de un régimen altamente democrático, garante de una sólida gobernabilidad, que mantiene fortalecida su economía, popular y gubernamental, y a esa realidad se debe la fortaleza mundial del dólar norteamericano.

Y mientras los mexicanos no contemos una democracia verdadera, garantizada por la Constitución General de la República, tal como lo establecieron los legisladores que le dieron origen a tanto al vecino país del norte, igual que a México como nación, los mexicanos seguiremos padeciendo la insoportable disparidad económica, financiera y gubernamental, y sin poder igualar nuestra economía con la de los norteamericanos, lo cual será un problema sin solución posible, y por otra parte, los buenos deseos del presidente López Obrador, y sus logros siempre serán limitados, porque no podrán trascender al universo de la deseable fortaleza económica y financiera de los Estados Unidos de América.

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