PODER POLÍTICO…

 

Por: Ciriaco Navarrete Rodríguez.-

A partir del primer gobierno sexenal que presidió el General Lázaro Cárdenas (1934-1940), quedó arraigado el nefasto presidencialismo que consiste en concentrar todo el poder nacional en la persona del presidente de la República, lo cual es una verdad irrefutable que de manera empática se ha convertido en una desastrosa costumbre antidemocrática.

Es empática porque a ninguno de los presidentes posteriores al cardenismo, jamás le ha interesado, y ni siquiera se han ocupado de hacer los estudios correspondientes para conducir al pueblo mexicano por la senda de la democracia verdadera, y eso se debe que caigan rendidos en la trampa de la falsedad, y por eso desarrollan una catastrófica ceguera socio-comunista, razón por la cual, los atrapa la seductora idea de ser propietarios absolutos del país entero durante todo su sexenio.

Y según la retórica, igualmente socio-comunistas del actual Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), desde aquel discurso que pronunció al ser declarado como presidente electo, y más tarde, cuando fue declarado constitucional, no solamente evidenció, sino que tristemente demostró que su prospectiva presidencial no tiene como meta la adopción de la democracia verdadera como Régimen de Gobierno, y en lo personal, mucho me preocupa el hecho de no haberme equivocado, al expresar, reiteradamente, mis sospechas sobre esa posibilidad que ahora es una realidad presidencial.

Y no me queda ninguna duda de que todos los mexicanos debemos reflexionar seriamente en relación con las políticas públicas, a efecto de que dejen de ser simplemente, una parte del nocivo paternalismo gubernamental, con el cual, sólo conocemos las buenas intenciones gubernamentales, pero jamás quedamos satisfechos con esa equivocada manera de tratar de solucionar la problemática nacional, principiando por la creciente pobreza en todas sus formas y modalidades.

Por mi parte, quiero aclarar, que la insistencia de mis planteamientos relacionados con la urgente necesidad de que el Gobierno de la República, adopte la democracia verdadera como régimen de gobierno, están sustentados en los saberes verdaderos y debidamente comprobados por los gobiernos de las únicas siete democracias del mundo, como lo son, según su orden de poderío económico y financiero, los Estados Unidos de América (EUA), Japón, Alemania, Canadá, Francia, Italia, y el Reino Unido de la Gran Bretaña.

Por otra parte, hago un paréntesis educativo para señalar que, en  relación con la realidad antes señalada, mucho me complace saber que entre mis seguidores hay hasta niños de quinto y sexto grados de Educación Primaria, de Secundaria y de Preparatoria, lo cual me alienta mucho, porque ellos son los futuros gobernantes que podrán conducir al país por la senda de los saberes verdaderos, y seguramente, encaminarán al pueblo mexicano hacia la democracia constitucional, tan necesaria y largamente esperada desde hace 102 años.

Entre mis amables lectoras y lectores, mayores de edad, hay muchísimos académicos y numerosos profesionales de distintas disciplinas del saber, y además hay madres y padres de familia que ya se convencieron de las bondades de la democracia verdadera, porque muchos de ellos la han disfrutado y la disfrutan cuando han laborado o laboran en los Estados Unidos de América o en cualquiera de las referidas y únicas siete democracias del planeta.

Pero yo me pregunto, ¿por qué siguen pasivos?  Y la respuesta más realista, es que, esa pasividad, se debe al muy arraigado adoctrinamiento que padecemos todos los mexicanos, sin excepción, pero también existe la posibilidad de que todo mundo está esperando los resultados de las políticas públicas que asegura AMLO, y que serán aquellas con las que habrá de manejar su gobierno.

Pero sin que yo pretenda ser un atrevido profeta del desastre, no puedo asegurar que el actual presidente de México se anime y se pueda aventurar a trascender de las políticas antidemocráticas, que son eminentemente paternalistas y altamente empobrecedoras del pueblo mexicano.

Pero no debemos olvidar que la ´única manera, mediante la cual, el presidente López Obrador, podría trascender a lo que ha dado en llamar, la “IV Transformación de México”, debe ser la adopción de la democracia verdadera como régimen de gobierno nacional, porque mientras eso no suceda, los mexicanos seguiremos esperando el cambio que nos han prometido todos los presidentes mexicanos, pero que jamás lo han hecho, porque sin duda siempre caen en las redes de la seducción del nefasto presidencialismo nacional.

Gracias a las voces que me alientan para seguir escribiendo sobre la temática democrática, las cuales, hay quienes aseguran que seremos escuchados por el bondadoso presidente Andrés Manuel López Obrador, porque se trata de un hombre altamente sensible a los reclamos del pueblo mexicano. Ojalá que así sea.

Y para lograrlo, todos juntos, mis lectores y yo, debemos hacer los esfuerzos necesarios hasta que seamos escuchados por AMLO, y por sus más cercanos colaboradores, porque sin duda, como me lo dijo el destacado jurista Dionisio Saldaña Jaramillo, quien enfáticamente señaló que nuestro presidente cuenta con muchas personas con oídos agudos y voces muy influyentes, y que pudieran pensar como nosotros y actuarán para el beneficio de todos los mexicanos.

Así como ese jurista sanfernandense, todos los mexicanos integrantes de las clases populares, tenemos la firme esperanza, de que realmente contemos con un gobierno nacional que verdaderamente se ocupe de sacarnos de atolladero en que nos hundió principalmente el cardenismo, y que para nada han querido superar todos los presidentes que nos han gobernado en las últimas ocho décadas.

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