PODER POLÍTICO…

 

Por: Ciriaco Navarrete Rodríguez.-

El Partido Revolucionario Institucional (PRI), este día 4 de marzo celebra su falso aniversario número 90 (noventa), y es una mentira porque en realidad es la réplica del Partido de la Revolución Mexicana (PRM), fundado el día 30 (treinta), de marzo del año de 1939, y ese es el verdadero padre del PRI, y adoptó ese nombre el 18 de febrero del año de 1945, según los datos históricos plenamente documentados.

Lo irónico e igualmente falso, es que los fundamentos que le dieron origen al PRI, no corresponden a la Revolución Mexicana de 1910, como falsamente lo presumen sus dirigentes, ante sus adoctrinados militantes, a quienes desde siempre, les han vendido esa mentira ilustrada con bellas palabras pronunciadas por destacados tribunos, igualmente ignorantes de la historia de ese instituto político, pero, eso sí,  que siempre han estado al servicio del poder gubernamental emanado de sus filas.

En realidad, el origen ideológico del PRI, corresponde plenamente al marxismo-leninismo,  y por debido a eso, se trata de una ideología, eminentemente utópica, y adoptada por los redactores del Plan de Ayala, encabezados por el profesor Otilio Montaño, y esa propuesta marxista, fue promulgada por el famoso salteador de caminos Emiliano Zapata, torvo asesino que jamás tuvo ningún atisbo de héroe nacional, pero ante la carencia de prototipos revolucionarios, tanto a él como a Pancho Villa, y a Pascual Orozco, los el PRI los convirtió en héroes.

El Plan de Ayala, surgió inspirado en la ideología de la Revolución Bolchevique, que fue eminentemente marxista-leninista, pero debido a su altísimo nivel de seducción, supuestamente libertaria, condujo a las masas, particularmente integradas por resentidos  campesinos iletrados, quienes no vacilaron en ofrendaron la vida por salir del oprobioso estancamiento social, como lo fue, y lo sigue siendo la creciente  pobreza popular.

Cualquier parecido o semejanza con los precarias políticas públicas que actualmente estamos atestiguando y que corresponden a las prácticas gubernamentales del gabinete, y del propio Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), no puede ser una mera coincidencia, porque se trata de realidades tangibles e irrefutables; y dicho sea con todo realismo, se trata de  indeseables réplicas de lo que sucedió en aquellos tiempos, y lo que ha venido sucediendo a lo largo del nefasto “presidencialismo” creado por el general Lázaro Cárdenas, y que actualmente lo seguimos padeciendo hasta nuestros días.

En realidad, tanto los redactores como los operadores del Plan de Ayala, tuvieron el propósito de oponerse férreamente al Plan de San Luis, sustentado en el “ideal revolucionario” que consistió en el “modelo agrario de la pequeña y mediana propiedad de la tierra, etiquetado como tipo francés”, cuya aspiración democrática, y eminentemente jurídica, fue la de reformar la Constitución juarista de 1857, pero solamente para agregarle,  la mediana, a la pequeña propiedad de la tierra con la que fue redactada y jurada el día 5 de febrero del referido año, y cuya finalidad fue la de actualizar las leyes juaristas del Siglo XIX, a la concepción y a las necesidades gubernamentales y sociales, propias del naciente Siglo XX.

Desafortunadamente, esa III Transformación de México, no se logró, y paradójicamente, el presidente Francisco I. Madero, se la llevó a la tumba, pero la verdadera tercera transformación la realizaron los 218 legisladores Constituyentes del Congreso de Querétaro, que redactaron la innovada pero regresiva y empobrecedora  Constitución de 1917.

Y como mero recordatorio histórico, debo decir que la Primera Transformación de México, la realizaron los Constituyentes del Congreso de Chilpancingo, que redactaron la Constitución que Morelos promulgó en 18 de octubre del año de 1814, en Apatzingán, Estado de Michoacán, y cuyo sustento ideológico socio-capitalista o democrático, lo fue el modelo agrario de la Pequeña y Mediana Propiedad de la Tierra.

Esa Constitución estuvo vigente, con sus respectivas reformas, en las cuales no fue alterado el modelo agrario de la pequeña y mediana propiedad de la tierra, y por tal motivo, existe la certeza de que se puede asegurar que la II Transformación, fue posible, cuando el Congreso juarista redactó la Constitución de 1857, en la que, se tomó como base ideológica democrática, el “modelo agrario de la pequeña y mediana propiedad de la tierra, tipo norteamericano, y por eso se le quitó la mediana propiedad de la tierra, pero fortaleció la concepción de la democracia verdadera.

En cambio, y contrariamente a lo anterior, no cabe duda que, fue un gran retroceso, cometido por los Constituyentes de Congreso de Querétaro, al haber derogado la Constitución juarista que fue eminentemente democrática, pero en su lugar nos regalaron una legislación constitucional regresiva y muy empobrecedora, que, el presidente Venustiano Carranza la promulgó el día cinco de febrero del año de 1917, y quien, con el mismo estado de desánimo, la juró hasta el día uno de mayo de aquel año.

Y es que Carranza fue un héroe maderista, y por eso, también fue gran defensor del ideal revolucionario antes referido, y tenía el propósito de usar su poder presidencial para derogar esa Constitución regresiva, de origen bolchevique, pero aquella intención se la llevó a la tumba, porque fue traicionado y asesinado de cinco balazos, a las cinco de la mañana del 20 de mayo de 1920, por el General Rodolfo Herrero, quien era su jefe de Guardias Presidenciales.

La misma mala suerte tuvo el general Álvaro Obregón, quien también pagó con su vida su segundo intento de derogar la Constitución de origen Bolchevique que como ya lo dije, fue redactada por el Congreso de Querétaro, pero igual que Calles, Ortiz Rubio y Abelardo Rodríguez, fueron grandes defensores del referido ideal revolucionario maderista, pero para desgracia del pueblo mexicano, el marxismo zapatista encabezado por el general Lázaro Cárdenas, ganó la batalla marxista en su férrea lucha, librada en contra de la Democracia Constitucional.

A eso se debe, la persistencia del marxismo leninismo que los mexicanos seguimos padeciendo, y que, desde sus orígenes, el PRI ha seguido defendiendo a esa maldita ideología que nos mantiene sujetos al empobrecimiento creciente, y que para colmo de males, es la bandera ideológica del actual presidente López Obrador, y lo s también, de los líderes de todos los demás partidos políticos.

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